La falta de bullicio por la pandemia ayuda a entender cuán ruidosos somos. Hablar durísimo, hacer escándalos, invadir la privacidad ajena, poner música altísima, gritar cuando podemos sencillamente hablar; todo conspira para matar la paz, la quietud y el silencio. El exceso de ruido crispa los nervios. La irritación de muchos ciudadanos se refleja en
- *Afirmaciones, enlaces, insultos a los demás o comentarios a las leyes dominicanas que penalizan la discriminación y la injuria.
- *Hacer acusaciones sin ningún tipo de pruebas
- *exaltando la violencia o apoyando la violación de los Derechos Humanos
- *Comentarios discriminatorios en cuanto a nacionalidad, sexo, religión, politico o discapacidad
- *Ataques denigrantes a otros comentaristas *Que contengan palabras obscenas o vulgares.
- *contenido de enlaces publicitarios, pornográficos o spam
- *Estén escritos con una ortografía que hagan presumir que las faltas fueron cometidas de manera intencional
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